jueves, 20 de enero de 2011

¿Conectados o estrechamente unidos?


Hay diversos post en el Forastero.. sobre el trabajo en equipo, referido a las habilidades no técnicas, o a las características del equipo, con especial énfasis en el papel de disidente. En una primera aproximación podría suponerse que el buen funcionamiento de un equipo se debe a la existencia de lazos robustos entre sus integrantes. Es obvio que el desorden y la desconexión ponen en duda el concepto de "trabajo en equipo". Pero los equipos extraordinariamente cohesionados, casi monolíticos, ¿tienen futuro? A corto plazo nadie lo pondría en duda. Para llevar a cabo un proyecto con fecha de caducidad, tampoco. Y ni mucho menos en situaciones de crisis. Pero, estos equipos tan cohesionados ¿son realmente creativos? ¿Es posible esperar la innovación de este tipo de equipos?

Algunas de estas preguntas me las ha sugerido la lectura del libro Superconnect, de Richard Kock & Greg Lockwood.

Los autores sugieren que los lazos muy fuertes (como los lazos familiares) tienen limitaciones a la hora de encontrar soluciones a problemas o de innovar. Por ejemplo, es más fácil encontrar trabajo a través de un amigo lejano con el que tenemos contactos puntuales que a través de un familiar muy próximo. En los grupos con lazos muy fuertes todos se conocen entre sí y es poco probable que surjan ideas nuevas. Además, se producen fenómenos de imitación que tienden a homogenizar el grupo (se repite la opinión del líder o del primero que emite un comentario). Kock y Lockwood hacen suyas las teorías de Mark Granovetter (1943), un sociólogo norteamericano que describió en 1973 la potencia de las "vinculaciones o los lazos débiles", en un artículo titulado "The strength of weak ties" y, posteriormente (1983), la relación de los lazos débiles y las redes.
Los "lazos débiles" permiten relacionarnos con realidades muy distintas a las nuestras. Estos contactos son los que permiten la introducción de nuevas ideas y, en definitiva, la innovación. La clave son las conexiones más que la fortaleza de los vínculos. Aplicado todo esto al mundo sanitario se podría afirmar:
Equipos unidos con lazos fuertes: si, naturalmente, pero…
  • Promoviendo los contactos y las conexiones con otros: estancias en otros, participación en proyectos multicéntricos, foros de discusión virtuales…
  • Promoviendo el recambio periódico de algunos componentes del equipo.
  • Valorar los éxitos por los resultados obtenidos (a partir de objetivos definidos de antemano) y compararlos con los que obtienen otros.
El objetivo es la excelencia, pero sin perder la capacidad de respuesta a situaciones nuevas.
Aunque parezca mentira, los lazos fuertes pueden ser tóxicos. La potencia está en la multitud de conexiones más que en la simple cohesión del equipo.

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