Realmente el trabajo que comenta Wachter (Neily et al, JAMA 2010) muestra que el declive de la mortalidad en pacientes del área quirúrgica es un 50% superior en el grupo que recibe entrenamiento para mejorar el trabajo en comparación con el control.
Los programas de entrenamiento deberían cumplir estos requisitos:
- Identificar especírficamente el grupo que debe entrenarse.
- Debe quedar claro que este entrenamiento es un objetivo de la Institución.
- Deben participar todos los profesionales implicados.
- El entrenamiento debe ser multidisciplinar.
- La simulación puede ayudar (pero no es imprescindible)
- Es esencial el liderazgo y el programa de entrenamiento debe ofrecerse, por lo menos en parte, a través de staff del propio centro y que tengan un prestigio reconocido.
- Los programas de entrenamiento deben mantenerse a lo largo del tiempo.
- Los programas deben basarse en una combinación de estrategias.
- Los resultados de estos programas deben evaluarse desde diversos puntos de vista: outcomes relacionados con el paciente (mortalidad, complicaciones, reducción de tiempos de espera....), mejoras que tienen impacto en la organización (eficiencia, coordinación, ...) e impacto sobre los propios profesionales.
En cualquier caso, las actividades alrededor de las mejoras del trabajo en equipo constituirán un área emergente. La mayor parte de las experiencias se centran en el paciente quirúrgico, o en equipos quirúrgicos o de críticos (pacientes agudos con intervenciones intensas pero limitadas en el tiempo y que siempre se dan ens instalaciones sanitarias). Sin embargo, el reto más importante es introducir el aprendizaje del trabajo en equipo en la atención de pacientes con enfermedades crónicas (intervenciones de intensidad variables, mantenidas a lo largo del tiempo y en las que el contacto con el paciente se produce en distintos dispositivos sanitarios y en el domicilio).
El primer paso es no confundir el equipo con la "pandilla".
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