domingo, 30 de enero de 2011

El riesgo de la superficialidad


The shallows es un libro de Nicholas Carr que habla del impacto de Internet. The shallows se refiere a las "aguas poco produndas, a lo superficial..." Carr sostiene que el cerebro es plásico (se adapta a lo que aprendemos y, sobre todo, a la manera como lo aprendemos). Friederich Nietzsche (1844-1900) ya advertía el impacto de escribir a máquina en lugar de hacerlo con pluma "Our writing equipment takes part in the forming of our thoughts".

Las "tecnologías intelectuales" cambian los circuitos neuronales: el mapa, el reloj, el libro… o la escritura, el alfabeto fonético, o el libro producen cambios importantes. La escritura permite pasar de la transmisión oral a la escrita, y el libro permite "transportar" el conocimiento. La red también introduce nuevos cambios en las relaciones:
  1. Bidireccionalidad.
  2. Interactividad.
  3. Accesibilidad.
  4. Facilidad para hacer búsquedas.
  5. Capacidad de hipervínculos.
  6. Tiempo de uso (más de 12 horas a la semana en el caso de los adultos americanos, sin contar ni teléfono ni TV).
La digitalización, los hipervínculos, la accesibilidad, cambian la manera de escribir y de pensar. La lectura clásica era un proceso lineal y secuencial y ahora Carr señala que el acceso fácil a la información hace que predominen las cosas cortas, amables y bitty. Internet y la digitalización son complementos de la memoria (y por lo tanto podemos perder "memoria"). La externalización de la memoria tiene riesgos y, además, el exceso de "ayudas a la toma de decisiones" puede discapacitarnos para tomar decisiones en situaciones inesperadas (technology's numbing effect). Internet no es un sustituto de la sabiduría. Y uno de los riesgos de internet radica en quedarnos en la supeficialidad de las cosas.

Las cosas no son tan rápidas. La introducción de nuevas tecnologías sustituye las antiguas (o bien obliga a que se adapten). Pero esta substitución no es inmediata ni homogénea y, además, cabe la posibilidad de que las adaptaciones sean un éxito. La televisión no mató la radio, pero la transformó profundamente. Pero en cambio ya no hay "máquinas de escribir". En los últimos años no ha disminuido el número de libros editados en el estado español, según el Instituto Nacional de Estadística, y se ha pasado de 60.492 títulos publicados en el 2004 a 86.330 en el 2008. El número de libros editados en 2009 ha bajado a 74.521 (¿la disminución se debe a la crisis o al libro electrónico o a ambas?). En todo caso, la desaparición del libro convencional no se prevé de una manera inminente.

Ahora bien, el avance de la digitalización (internet, vaya) es imparable y algunos dice que lo más importante está por llegar. Genís Roca sostiene que estamos en fases iniciales del proceso. Primero se produce una transformación: básicamente hacer casi lo mismo con herramientas un poco distintas (el ordenador es una excelente "máquina de escribir"). Pero luego viene el cambio radical (el tipo de cambio que representa iTunes o Spotify, del que hablábamos en un post anterior). En los próximos años este cambio radical también va a llegar al mundo sanitario. El reto es obtener los máximos beneficios de la herramienta sin perder sabiduría.

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