lunes, 28 de junio de 2010

Educación médica y seguridad

La excelencia clínica sin práctica es una fantasía. El programa de formación de residentes se propone estructurar la práctica que lleve a la excelencia. El problema clave es el grado de supervisión del residente en formación que garantice la práctica y, a la vez, la seguridad del paciente.

En un excelente artículo del NY Times se hace émfasis en el hecho que la limitación horaria y el descanso obligatorio son importantes, pero no son el elemento clave que garantiza la seguridad. El papel del mentor (o tutor) es imprescindible para mejorar las habilidades y conocimientos del profesional en formación y, a la vez, proteger al paciente.

El Accreditation Council for Graduate Medical Education (ACGME) propone unos estándares que hacen un émfasis muy claro en la supervisión (física) del residente en formación.

Por si alguién todavía no se ha enterado, es evidente que desde diferentes ámbitos se emiten mensajes claros sobre la necesidad de hacer un cambio en profundidad en la manera de trabajar, tanto en lo que se refiere a la asistencia (cambios en los roles profesionales, trabajo en equipo, transparencia...) como en la formación (supervisión, evaluación, seguridad clínica...)
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