Alrededor de esta reflexión sugiere algunas preguntas:
- ¿Por qué estamos utilizando cada vez más recursos para lograr cada vez menos?
- ¿Hemos ido más allá de "la zona plana de la curva de la medicina" hasta el punto que más inversiones producen más daño que beneficio?
- ¿Es razonable nuestra relación con la muerte?
- ¿Cuáles deben ser nuestros objetivos y prioridades?
- ¿Cómo nos sentimos con la medicina que practicamos cuando se recursos para mantener vivos a los bebés de bajo peso mientras millones de niños mueren por falta de agua potable?
- ¿Hemos medicalizado demasiado la vida?
- ¿Es mala nuestra relación con los pacientes, infantilizándola?
- ¿Hemos prometido demasiado?
Las respuestas deben originarse en la propia profesión...
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