- Elección y competición.
- Liderazgo clínico.
- Implicación del paciente y rendimiento público de cuentas.
- Formación.
- La mayoría está de acuerdo en la necesidad de introducir cambios en el NHS.
- Participación de todos los profesionales (no únicamente los GP, general practitioners).
- Las transformaciones de los servicios deben dar respuesta a las necesidades de la población. Hay que ser sensibles al impacto de los cambios de ubicación de ciertos servicios y estos cambios deben hacerse con criterios clínicos.
- La competición debe ser un elemento para mejorar la capacidad de escoger.
- El principio “ninguna decisión que me afecte sin contar conmigo” debe implementarse a lo largo de todo el sistema: no al paternalismo.
- Transparencia sobre el consumo de recursos.
- La formación de los profesionales es clave.
- No interferencias políticas en el día a día del NHS, pero manteniendo la responsabilidad de rendir cuentas a la autoridad sanitaria.
- Reconocer el papel crucial de la gestión.
1. Elección y competición.
La capacidad de elegir no significa que las persones no deseen que los servicios de proximidad sean seguros y satisfactorios.
La competición debe estimularse. La competición no es una fuerza contraria a la integración. La competición debe regularse para que el sector privado no atienda a los pacientes menos graves y que proporcionan más beneficios y deje la atención más compleja para el sector público.
2. Implicación del paciente y rendición pública de cuentas.
- Integración de la asistencia para dar respuesta a las necesidades de los pacientes.
- Escuchar la voz de los pacientes (especialmente los más vulnerables).
- Rendir cuentas.
3. Liderazgo clínico.
Implicación multi-profesional. Es imprescindible el desarrollo profesional continuado (Continuing professional development - CPD).
4. Formación.
La rapidez de los cambios puede dificultar la formación de los profesionales. Deben implementarse planes específicos de formación.
The Guardian identifica estos puntos clave de las recomenzaciones:
- Es preciso reconsiderar el ritmo de los cambios propuestos.
- La responsabilidad última es claramente politica, no de los proveedores.
- Deben implicarse todos los profesionales, no únicamente los GP.
- La competición no debe ser una finalidad en sí misma. Debe utilizarse para mejorar la calidad, promover la integración y preservar los derechos de los ciudadanos.
- Dar poder a los ciudadanos para desafiar a las autoridades sanitarias locales si piensan que no tienen capacidad de elegir o los servicios no son de una calidad suficiente.
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