Una manera de no avanzar és imitar el movimiento del péndulo (o del balancín): siempre en movimiento sin cambiar significativamente de posición.
Ahora el péndulo está en en el ámbito de la atención domiciliaria. La institucionalización de un paciente parece ser el pecado capital sin redención posible.
Este tema se plantea en un interesante artículo del BMJ. La prestación de la atención social y de los cuidados a largo plazo requeiren un cambio radical con servicios más integrados y promoción de la vida independiente. La atención domiciliaria parece que es la solución a todos estos problemas.
Sin embargo, algunos escépticos apunta la necesidad de valorar la calidad de los cuidados domiciliarios: se corre el riesgo de ofrecer cuidados que no son reales, especialmente teniendo en cuenta el elevado porcentaje de pacientes que viven solos. En algunos de estos casos, la institucionalización puede garantizar una mejor calidad de la atención que el esfuerzo de mantener al paciente en casa cuando únicamente se le pueden ofrecer soportes puntuales.
Conclusión: no hay soluciones mágicas pensando en "blanco o negro". La mejor propuesta es el abanico de opciones, que no tiene nada que ver con el péndulo o el balancín
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