jueves, 5 de enero de 2012

Menos camas y más caras

A veces cuesta encontrar la buena información disponible en las págnias web de las administraciones sanitarias (quizás se deba a que hay demasiado 1.0 y poco 2.0 en estos portales). Regularmente el Departament de Salut de la Generalitat de Catalunya publica el EESRI (Información estdística de la asistencia hospitalaria, en esta ocasión con datos correspondientes a 2009).

Algunos datos del estudio comparando la situación 1992-2009 (tablas 7 y 8 del informe EESRI ):
  • El número total de camas no ha cambiado. Se dispone de alredededor de 30.000 camas en total.
  • Han disminuido las camas de agudos: del 66% en 1992 al 57% en 2009 (el incremento se ha centrado en las camas de convalescencia/larga estancia, del ámbito sociosanitario).
  • Los costes han aumentado un 250%
  • La actividad ha aumentado un 25% en los hospitales de agudos.
  • La estancia media ha pasado de 8,1 a 5,46 días.
En la Tabla 10 hay más información que llama la atención:
  • Cataluña dispone de menos camas por 1000 habitantes (2.4 camas/1000 hab) que todos los países europeos excepto Turquía (2,3) y Finlandia (2,9).
  • La estancia media en Cataluña es de 5,5 días (en Finlandia es de 3,9 días).
  • Alemania y Austria disponen de más del doble de camas que Cataluña.
  • En Cataluña se dan 12.347 altas/100.000 hab, pràcticamente la mitad que en Alemania (20.681) o Austria (26.677)
En definitiva, en nuestro medio disponemos de menos camas de agudos (la cifra real debe ser menor de las poco más de 17.000 camas identificadas dado que hay cierres en períodos vacacionales o durante los fines de semana). No hay cifras exactas, pero en estos momentos el número de camas de agudos "utilizadas" realmente podría ser de unas 15.000. En estas camas se hace más actividad, a un coste muy elevado.

La pregunta clave: ¿es sostenible la posición que mantiene que hay que cerrar camas hospitalarias? ¿Cuántas más? ¿Unas cuántas en cada centro?

Quizás el problema no está en el número total de camas sinó en la distribución (se han abierto o ampliado centros en detrimento de otros de mayor volumen). La desconcentración mejora, algo, los servicios, pero seguramente aumenta los costes. Además, esta desconcentración no resuleve las necesidades de servicios complejos, que deben existir igualmente.

En momentos difíciles no es suficiente con reducir el número de camas (en la práctica ya se han reducido significativamente). La mejora de la eficiencia pasa por concentrar servicios y por identificar claramente el nivel de resolución de cada centro (no es sostenible que todos los hospitales "lo hagan todo"). Y los hospitales debe ajustarse a estas circunstancias a través de organizaciones que estén pendientes del servicio que proporcionan y de los resultados.

El problema no está en el número de camas, el problema está en lo que cuestan.



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