No disacutiré el análisis económico. Comparar los porcentajes del PB destinados a salud tiene muchas lecturas. Si disminuye el PIB pero se mantiene el gasto en salud (aunque aumente el déficit) incrementaremos el porcentaje del PIB destinado a salud, pero no significa que estemos mejor. Por otra parte, las comparaciones son interesantes, pero hay que discutir dos puntos clave: el valor absoluto destinado a sanidad y la respuesta a una pregunta fundamental: ¿podemos pagar lo que deseamos?
Los autores del documento comentan un punto esencial: los ingresos. La presión fiscal es entre un 7 y un 8 por ciento inferior en el estado español respecto al conjunto de la unión europea. Para simplificar esta situación algunos hablan de impuestos a la americana (bajos) con servicios a la escandinava (muy altos). Es una fantasía.
Al final los autores proponen diez alternativas, que en síntesis son:
- Aumentar ingresos.
- Optimizar gastos.
- Transparencia en los resultados.
- Oferta de servicios en función de necesidades.
- Reducción, sinergias, fusiones entre proveedores.
- Medidas en relación con el gasto farmacéutico.
- Prevenció y promoción de la salud: desmedicalizar.
- Atender en el lugar de máxima eficiencia a igualdad de calidad.
- Autonomia profesional.
- Retribuciones en función de la calificación y responsabilidad.
Nada sobre cambios en la práctica profesional (roles profesionales, trabajo en equipo, troncalidad vs especialización...), mucho sobre autonomía profesional pero nada sobre responsabilidad con los resultados, nada sobre cambios en profundidad en el sistema para orientarlo a las necesidades del paciente, nada sobre el papel del paciente, nada sobre el impacto de las tecnologías, nada sobre el control de la demanda... Parece más un enfoque al "producto" que al "servicio".
Quizás habría que identificar quince o dieciséis alternativas...o media docena pero algo distintas. El "qué" es importante, pero todavía lo es más el "cómo".
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