miércoles, 23 de diciembre de 2009

En el 2010 vayan a comprar a su propio armario

El estudio de los signos clínicos constituye uno de los elementos de la semiología médica. A mi me enseñaron que las manchas de Koplik eran patognomónicas del sarampión, pero no abundan este tipo de signos.

Muchas veces utilizamos las cifras como signos, pero en otras ocasiones los signos “clave” son muy especiales. Mientras fui responsable del Servicio de Urgencias del Hospital Universitari de Bellvitge, compartíamos unos signos sui generis para identificar precozmente los problemas. Al entrar en el hospital antes de las ocho de la mañana era muy importante observar si los celadores charlaban en grupo, si la sala de espera estaba vacía y si los médicos de guardia habían dormido un poco. Si la respuesta a las tres preguntas era positiva, el día se presentaba tranquilo.


Cada profesión identifica los signos “clave”. Desde hace dos o tres semanas los taxistas de Barcelona constatan signos que definen la cruda realidad de la crisis. La parada de taxis de un hospital muestra una cola enorme de vehículos a la espera de clientes, en un día de lluvia se ven demasiados taxis con la luz verde (es decir, circulan sin pasajeros), los ingresos por hora son bajos, las esperas en las paradas son largas, etc…

Hoy el taxista ha insistido en los comentarios anteriores. Hay crisis. Parados en un semáforo el taxista me ha ofrecido un ejemplar de El Periódico para mostrarme el titular de la entrevista de la última página: «En el 2010 vayan a comprar a su propio armario» . Lo dice Scott Schuman (Nueva York, 1967) un diseñador de moda reciclado a fotógrafo y que muestra sus trabajos en el blog The sartoralist.

En general, tenemos más de lo que necesitamos. Por lo tanto, visitar nuestros propios armarios puede ser una buena alternativa en tiempos de crisis.

En los servicios asistenciales puede pasar lo mismo. Cuando queremos promover nuevos proyectos siempre pensamos en “fichar” a alguien de fuera. Pero en tiempos de crisis debemos apurar lo que tenemos. En tiempos de crisis es inexcusable velar por el uso eficiente de los recursos. Una cosa es no tener y otra muy distinta es malgastar.

Si tenemos responsabilidades de gestión y no optimizamos los recursos disponibles “pecamos” de tres maneras:

  • Pecamos por el uso ineficiente de los recursos.
  • Pecamos por el hecho de mantener la falacia de la sobrecarga asistencial. Hay que decirlo claramente, el mayoría de servicios asistenciales se confunde la sobrecarga con la mala distribución del trabajo. A lo mejor tenemos recursos ociosos o infrautilizados. ¿Encargamos los trabajos a la persona adecuada?
  • Pecamos porque es más cómodo buscar a un supuesto buen elemento externo que reciclar a un elemento interno (o dar la oportunidad a un elemento interno). Ciertamente, reciclar da más trabajo que comprar. Quizás infrautilizamos a los profesionales del equipo por pereza (negociar cansa, ejercer la autoridad incomoda...)

En cualquier caso, en tiempos de crisis o compramos en el propio armario o nos quedamos a dos velas.

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