martes, 27 de enero de 2009

Organizaciones tristes

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Este mes de enero, en dos ocasiones, he participado en reuniones con profesionales sanitarios. En ambos casos he tenido la misma impresión: están tristes y trabajan en organizaciones tristes. Tristes con desesperanza. Ven pocas posibilidades de cambio en el sistema.

Uno de los oradores (conocido, lúcido y brillante) ha expuesto sus ideas sobre el cambio. Se ha alzado una mano para pedir la palabra y, con buenas maneras, ha dicho al orador que estaba todo muy bien, que el análisis era certero y las soluciones razonables. El problema es que esto ya lo decía hace años y que nada ha cambiado. Esta es una expresión de lo que llamo la organización triste. En primer lugar no es verdad que no haya cambiado nada. Quizás el problema son las expectativas. El orador (conocido, lúcido y brillante) ha respondido diciendo que el sistema ha madurado y que el souffle está a punto de subir.

Uno de los tópicos más interesantes en la gestión de grupos humano es el de la resistencia al cambio. Quizás lo natural sea la resistencia al cambio, no lo sé. Pero en el caso de las organizaciones sanitarias a mi se me ocurren cuatro reflexiones alrededor del cambio:

1. La evolución no es lineal y progresiva.

Stephen Jay Gould xplica muy bien su hipótesis de los equilibrios puntuados. La evolución se produce muy lentamente, pero durante cortos períodos de tiempo, se acelera enormemente. En las organizaciones pasa lo mismo. Hay períodos de frenesí y otros de calma aparente.

Stephe Jay Gould


2. El muro de Berlin no se desplomó lentamente.

Los historiadores podrán analizar las causas y el proceso que llevó a la caída del muro de Berlín. Pero el muro se desplomó la noche del jueves 9 de noviembre de 1989. Las situaciones insostenibles no se mantienen indeficinidamente. O cambian progresivamente o se produce el fenómeno de la caída del muro (o de la rota de la presa, que es algo parecido).

3. El cambio arrastra.
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Es posible vivier temporalmente al margen del cambio. Pero vivir en solitario en una isla (aunque sea idílica) es una fantasia. El cambio arrastra. Si cambia la sociedad es difícil mantener la "isla sanitaria" con criterios contrarios. El mundo global, las interrelaciones, el papel del consumidor, la abrumadora presencia de innovaciones....

.4. En la espera puede pasar el tren sin verlo.

Una actitud prudente puede ser la de esperar y ver. Cuando los otros muevan ficha ya decidiré. Pero en la espera, sin darnos cuenta, puede pasar el tren. Hay que estar en el cambio no a la espera del cambio.

Al pensar en organizaciones tristes he releído un libro de David Bolchover que leí hace un par de años: Los muertos vivientes. La escandalosa verdad sobre la vida en la oficina. Únicamente voy a comentar una idea del libro.

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La responsabilidad dispersa conduce a la apatía colectiva (p. 73).

El origen de la trsiteza, por lo menos en parte, podría estar en esta dispersión de la responsabilidad que nos lleva a pensar que la solución pasa por lo que deben hacer otros. A lo mejor estaríamos un poco más contentos si pensaramos que una parte de la solución (o, mejor, una gran parte de la solución) la tenemos nosotros.







1 comentario:

de la Loma dijo...

La implicacion personal en "las soluciones" es imprescindible para mover cambios... Me ha gustado la primera parte del post, puede fatigar la repetitiva brillantez de sesudos análisis y diagnósticos que no traen después ninguna consecuencia en el capitulo de soluciones/cambios. Pienso que quien hace el ejercicio de analizar problemas debe exigirse el compromiso de actuar, y ahi plantearia una pregunta ¿el perfil del "analizador" coincide con el del "actor"? me da la sensación de que hay mucho mas de lo primero que de lo segundo.

saludos