jueves, 15 de enero de 2009

Medicina basada en los buenos modales

A veces nos complicamos demasiado la vida. Las ansias de perfección, a veces, disimulan la incapacidad o el desinterés. Es un poco aquello de “lo mejor es enemigo de lo bueno”. Perseguir “lo mejor” puede dejar de lado “lo bueno”.

Hace tiempo leí el magnífico libro de Atul Gawande, Complicaciones (este libro ya lo cité en el post del 17 de diciembre). Gawande propone una idea simple, pero de un gran interés. A veces nos complicamos la vida discutiendo sobre lo que esperan los pacientes de los médicos. La autonomía del paciente, la atención centrada en el paciente, compartir decisiones, contra el paternalismo medico, etc... Me parece muy bien y, en la mayor parte de los casos, se trata de discusiones pertinentes. Pero, a lo mejor, el punto e partida es más simple. Atul Gawande dice que los pacientes esperan que sus médicos sean competentes y amables.

El Dr. Michael Kahn es un psiquiatra de Boston, es profesor en el Departamento de Psiquiatria de la Harvard Medical School, y es director médico de Psiquiatria ambulatoria en el Beth Israel Deaconess Medical Center en Boston. El 8 de mayo de 2008 publicó un artículo en el New England Journal Medicine titulado “Etiquette-based medicine”. Algunas de estas ideas también las expone en un artículo en el The New York Times del 2 de diciembre: The Six Habits of Highly Respectful Physicians . En síntesis Kahn dice que el ideal del médico empático y compasivo requiere un cambio profundo de actitud en muchos profesionales. Dado que es más fácil cambiar de conducta que de actitud, Kahn sugiere un paso intermedio: los buenos modales. El médico puede estar cansado, verse abrumado por otras preocupaciones, sentirse indispuesto, o tener un interés relativo respecto al paciente como persona, pero nada justifica que no tenga una actitud respetuosa hacia el paciente. Kahn propone un simple checklist para verificar la actitud respetuosa de un médico cuando se dirige a un paciente hospitalizado por primera vez:

  • Llamar a la puerta antes de entrar, y esperar respuesta.
  • Presentarse.
  • Dar la mano al paciente.
  • Sentarse (y sonreír si procede).
  • Explicar el papel que juega en el equipo médico.
  • Preguntar como se siente el paciente.

Seguro que más de uno dirá que esto de la “medicina basada en los buenos modales” suena a película de “romanos” y que el informalismo da mucha más confianza. Es posible. Pero lo que propone Kahn tampoco es tan complicado. Entiendo que las nuevas generaciones consideran el tuteo de una manera distinta a la mía. A mi me incomoda mucho cuando un médico (o una enfermera) tutean sistemáticamente a los pacientes, especialmente si son pacientes de más edad y no les conocen.

El respeto cuesta poco y vale mucho.

2 comentarios:

Ishmael dijo...

D. Pierson y R Kakmarek han proporcionado ayudas importantes a muchos neumólogos e intensivistas para aumentar sus conocimientos y habilidades en el campo de los cuidados respiratorios. Además de sus aportaciones puramente técnicas, en la edición de 1992 de su libro Foundations of Respiratory Care, escriben estas líneas que, más allá de algunas diferencias culturales y del derecho a la libre interpretación, considero complementan perfectamente el contenido del post. Espero que el forastero del clavel rojo me perdone por este desembarco masivo en su blog
PS: Yo también soy de los que –habitualmente- tienen problemas para no hablar de usted.


Diez recomendaciones básicas para mantener la cortesía en la asistencia médica

1.- Mantenga un aspecto profesional siempre que esté en contacto con los enfermos o familiares.
Aunque el tipo de batas, pijamas, etc., varía según los hospitales y el tipo de trabajo desempeñado, un aspecto educado precisa de un atuendo limpio y en buen estado.

2.- Identifíquese no sólo con su nombre, sino también con su cargo.
Lleve siempre su tarjeta de identificación, pero asuma que algunos enfermos o familiares son incapaces de entenderla. Los enfermos y familiares desean reconocer a su médico responsable. Esta actitud facilita la relación y puede evitar problemas por confusiones.

3.- No se dirija a los enfermos por -sólo- su nombre de pila
Aunque este trato pueda considerarse una forma de “romper el hielo”, algunos pacientes pueden considerarlo una condescendencia o una falta de respeto. En general, a los enfermos que ya trabajan o que han finalizado los estudios de bachiller, debe hablárseles anteponiendo “señor” o “señora” a su apellido o -si se hace por su nombre de pila- con el tratamiento de usted. Utilice el nombre de pila con tuteo sólo tras varios contactos, después de que el enfermo lo haya solicitado. No resulta apropiado (habitualmente) hacerlo la primera vez.

4.- Respete y preserve el recato de los enfermos.
Si las hay, cierre las cortinas. No descubra a los pacientes ante otros enfermos o visitas. Recuerde que los hombres pueden ser tan recatados como las mujeres.

5.- No apoye su pie en el bastidor de la cama, ni se siente en ella sin permiso.
La hospitalización puede aumentar la vulnerabilidad y la sensibilidad de los enfermos, que pueden ver en estos gestos un “invasión” de su territorio.

6.- Nunca haga comentarios en el ascensor relacionados con los enfermos (o en los pasillos, cafetería u otros espacios comunes).
El ser un profesional de la salud permite el acceso a informaciones privadas y confidenciales que no deben ser compartidas (ni siquiera de forma no intencionada) con alguien que no tenga una responsabilidad directa en el tratamiento. Si los familiares (o los enfermos) escuchan comentarios informales en el ascensor, se corre el riesgo de desazonarlos/decepcionarlos/alarmarlos… y, a posteriori, alterar la calidad de la relación médico/enfermo.
El uso inadecuado de este tipo de información no sólo es reprobable desde un punto de vista ético, también podría serlo desde el legal.

7.- No discuta con otros profesionales delante de de los pacientes sobre pronósticos o sobre otros asuntos delicados.
Pueden malinterpretar algunos fragmentos de la conversación o asumir que comentarios relativos a otros enfermos se refieren a ellos mismos. Algunas palabras como muerte, terminal o cáncer resultan especialmente alarmantes.


8.- Manténgase afable y sereno junto a los enfermos
Ello no deben ser testigos de los choques de opinión con otros colegas o de las recriminaciones o actuaciones disciplinarias. Las escenas de angustia por parte de los profesionales deben estar proscritas en las salas de hospitalización.

9.- Delante de los pacientes no menosprecie las actuaciones de otros miembros del equipo.
Puede no estar de acuerdo con algunos puntos, pero proclamar (y subrayar) esas diferencias junto a los enfermos o familiares tiene aspectos negativos sobre la confianza y es perjudicial para la efectividad del equipo. Recuerde que en algún momento (por ejemplo durante una guardia o en su ausencia) la responsabilidad de manejar una situación con riesgo para la vida puede recaer en la persona cuya capacidad menosprecia.

10.- No haga patentes en la historia clínica sus desavenencias o menosprecios con/hacia otros profesionales o servicios de la institución.
Si se producen, los conflictos deben solucionarse sin contaminar un documento tan importante como la historia clínica.

de la Loma dijo...

yo estoy de acuerdo....absolutamente..pero puestos a simplificar..simplifico mas.. y hablo solo de "modales"
1.- tratar a un paciente anciano como te gustaria que tratasen a tu padre
2.- tratar a un paciente de tu edad como te gustaria que te tratasen a ti
3.- tratar a un paciente mas joven como te gustaria que tratasen a tu hijo o tu sobrino..