sábado, 13 de septiembre de 2008

El 27 no se puede visitar.

Hace un par de años pedí que se programara una visita de un paciente para el 27 de diciembre. Rápidamente el administrativo me comunicó que el 27 no se podía visitar. De una manera amable, al principio, le dije que ese día trabajaba y que era el mejor día para el paciente. El administrativo insistió en que el 27 no se puede visitar y que programaba la cita para el 9 de enero (primer día en el que el ordenador le ofrecía la posibilidad de programar). Parecía un diálogo de besugos. Hasta que al final, dije: basta!

El problema era que por órdenes de dirección se había cerrado la consulta externa unos días determinados para hacer trabajos de mantenimiento (o simplemente porqué eran las fiestas navideñas). El administrativo cumplía las órdenes de una manera estricta. Los médicos no visitan unos días determinados.

Dediqué un par de minutos a explicarle que mi punto de vista era algo distinto. Los médicos visitan cuando hay pacientes que lo necesitan. Para el paciente el 27 era un día apropiado para visitarse y había un médico dispuesto a hacerlo. ¿Quién puede alterar esta coincidencia de intereses? Nadie.

El administratvio, en todo caso, debería expresar los posibles problemas derivados de programar una visita en un día "inhábil". Pero esto es otro tema. La historia puede pedirse dos o tres días antes y la visita puede realizarse dignamente en múltiples lugares del hospital.

Esta anécdota lleva a un punto crucial en la participación de los profesionales en las organizaciones sanitarias: la sensación de falta de control sobre sus propias actividades. No me refiero al deseo de organizarse arbitrariamente y sin rendir cuentas. Me refiero a la interferencia de la "organización" sobre la planificación y el desarrollo del trabajo cotidiano sin dar posibilidad de propuestas alternativas.


El profesor de economía Tyler Cowen, en el libro "Descubre al economista que llevas dentro" (publicado por Planeta y Columna Edicions SA) afirma que "Todo el mundo tiene la necesidad de saber que tiene el control de algo" (p. 45).

Un elemento esencial de la "sensación de control" es la capacidad de gestionar tu propio tiempo y de saber valorar el impacto de "tu tiempo" sobre el tiempo de los demás.

Visité al paciente el día 27.
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