Hay valores ampliamente aceptados: la sinceridad, la veracidad, la honradez... aunque en la práctica los límites a veces son difusos. El fenómero Facebook ha puesto sobre la mesa la definición de mucos de estos límites. La transparencia cuestiona los límites (o los elimina). Hay un cambio significativo sobre el concepto de "público" y "privado". En Facebook todos pueden saberlo todo de todos. Los nativos digitales no se plantean estas dudas, crecen en este contexto aunque todavía no queden claras las consecuencias (que impacto puede tener la foto de una fiesta subida de todo en los criterios de selección para un trabajo dentro de diez años?). No estamos “entrenados” (todavía) para esta transparencia.
Cassidy señalaba hace años que una de las tensiones más importante se refiere al deseo de tener acceso a toda la información, pero a la vez controlar toda la información que se refiere a nosotros. ¿Es una fantasía? ¿Saberlo todo es conocer más? Datos sin discusión no siempre generan conocimiento (o mejor dicho, raramente se genera conocimiento a partir de datos sin debate). ¿Hasta qué punto la transparencia no es una manera de ser exhibicionista? Quizás a través de Facebook nos damos cuenta del papel cada vez más activo que juegan las personas (las opiniones de las personas). Vale la pena leer el libro de David Kirkpatrick titulado “El efecto Facebook”.
El mundo de la salud no puede mantenerse al margen del tsunami de la transparencia. A raíz de la investigación sobre el elevado procentaje de muertes en niños que se sometían a cirugía cardíaca en la Bristol Royal Infirmery, el debate sobre la necesidad de transparentar los datos de los resultados clínicos se intensificó. La respuesta de los cirujanos cardíacos fue rotunda: optaron por publicar abiertamente los datos sobre mortalidad de los diferentes procedimientos (en este link pueden verse datos del 2008-2009). Es necesario publicar los datos de los resultados obtenidos por todas las organizaciones sanitarias por dos motivos: la publicación de los datos mejora los outcomes y, además, es un derecho de la ciudadanía para poder escoger. Dr Foster Intelligence, un proyecto impulsado por el Deparamento de Salud británico, publica anualmente el Good Hospital Guide, con resultados por centro.
Estamos en una fase de aprendizaje. Debemos aprender a interpretar la transparencia y a valorar los límites de la variabilidad: la variabilidad forma parte de la vida (y desde un punto de vista darwiniano, la variabilidad es la garantía de la supervivencia). Pero el proceso debe ser rápido y decidido.
En esta línea, el Departament de Salut ha publicado el Cuarto informe de la Central de Resultados, en el que se agrupan datos sobre los resultados obtenidos por los hospitales de la red pública catalana. Los datos se agrupan en cinco apartados: atención centrada en el paciente, efectividad clínica, eficiencia, sostenibilidad e investigación y docencia. Muchos de estos datos ya eran públicos (total o parcialmente) pero la agrupación y la visión global les dan mucho más sentido. En algunos sectores sanitarios ha despertado un cierto recelo la publicación de estos datos. El primer argumento, naturalmente, siempre se orienta a "matar al mensajero": dudas sobre la calidad de los datos. Pero la discusión no está en el porcentaje o la décima más o menos. El debate debe centrarse en la transformación de la atención sanitaria que se presta a la ciudadanía. La información abierta es una herramienta de futuro en este proceso de transformación.